La Virgen y las cruces de mayo





En este mes de mayo, los cristianos adornamos las cruces con flores, y cantamos, bailamos, comemos y bebemos en torno a la Santa Cruz. Parece una locura, pero es un acto de fe. La Cruz es el lugar donde crucificaron a Jesucristo, la mayor tragedia de la historia. Y para los cristianos es motivo de gran alegría. Mucha gente no se da cuenta de esto, pero siente que de la Cruz viene para el mundo la solución a sus problemas.

            Y es que en la Cruz está la Salvación. En ella Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, ha entregado su vida para que –todos- recuperemos la dignidad perdida por el pecado. Cristo paga con su Cuerpo entregado y su Sangre derramada, la deuda que ocasionamos a Dios con nuestros pecados, pasados, presentes y futuros.

            Por eso, como dice el refrán: “amor con amor se paga”. Cristo ha llevado la Cruz por ti, y por mí, y ahora tú y yo llevamos la Cruz de nuestros dolores, trabajos, problemas, sacrificios, humillaciones, enfermedades, por amor a Dios y para mejorar este mundo nuestro.

            “No hay Jesús sin cruz” me dijeron una vez. No hay alegría de calidad, sin amar la cruz de cada día, sin saberse negar a si mismo para amar más a Dios y a los demás. En este mes de mayo nuestro lema puede ser: “Con alegría, ningún día sin cruz” (San Josemaría).

            Así es la vida de Santa María, llena de alegría, y a la vez llena de Cruz. Desde que el ángel le anuncia su embarazo, hasta que su Hijo la sube al cielo. Todas las cruces las ha cargado María, por eso es modelo de mujer, de esposa, de madre, de hija, de creyente.

            Te recomiendo que acudas a María para aprender a llevar la Cruz, y le pidas ayuda como los niños, cuando no pueden con algún peso, llaman a su Mamá y Ella, les lleva la carga.

            Reza el Rosario a María, y con María, de su mano, revive los misterios de Dolor de Jesús: su oración en el Huerto, su flagelación, su coronación de espinas, su modo de cargar con tu cruz, y su muerte en la cruz por ti. Sacarás mucha paz y sabiduría, aprenderás la ciencia de la Cruz, tan necesaria para la vida diaria.

            Estos días vamos a visitar a María a sus ermitas, santuarios, y llevamos a María a nuestros amigos, familiares, con estas visitas nos hacemos mejores hijos, más humanos, más alegres.    

            ¡Qué pena dan las personas que quieren quitar a Dios, a la Virgen, de la sociedad, de las escuelas, de las calles, de la cultura…! pidamos a María por ellos, que les haga humildes para reconocer su error, y no sean incrédulos sino creyentes. Como dijo la Virgen al visitar a su prima Isabel: “…Dios hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos, y enaltece a los humildes…

            Los creyentes vamos, UNIDOS AL PAPA, a JESÚS, por MARÍA.