Evelyn Waugh, un escritor converso


Mariano Martín Castagneto



Evelyn Waugh fue un escritor inglés que vivió 63 años. Nació en Hampstead, Inglaterra, en 1903. No gozó de la fama de Chesterton ni fue un genio descollante de las letras. Fue hijo de un editor y crítico literario muy reconocido.

Muchas veces huraño, de carácter agresivo y cambiante. Capaz de pasar de un instante de profunda emotividad y alegría a uno de depresión total. Muchas veces, su forma de ser le trajo momentos de profunda amargura, al punto de humillar y ofender a gente querida y estimada por él. Waugh, además, tuvo problemas con la bebida durante buena parte de su vida. Y cuando se casó con su primera esposa, Evelyn Gardner, al poco tiempo fue abandonado por ella.

Sufrió una profunda crisis existencial, pocos años antes de cumplir los treinta años. De religión anglicana, descubrió que la doctrina que profesaba era insuficiente para lo que su corazón buscaba y al poco tiempo se convirtió al catolicismo, de la mano de un sacerdote jesuita muy conocido por entonces. Fue recibido en la Iglesia Católica en septiembre de 1930.

Pero no todo fue mal y defecto en la vida de Evelyn (que es tanto nombre de hombre como de mujer). Fue una persona profundamente sincera. Conocía casi a la perfección sus limitaciones; siempre sostuvo que negarse a ver su propia realidad no era más que una falta de sentido común. Estaba seguro que su conversión lo había ayudado como nunca antes. En una ocasión llegó a decir: “Yo sería mucho pero si no fuera católico; sin ayuda sobrenatural a duras penas llegaría a ser un ser humano.”

Sus escritos se caracterizaron por una ácida crítica social, sobre todo de la sociedad londinense. Pero también se destacaron por su defensa de la doctrina católica. Su obra más importante es Retorno a Brideshead, que es la historia de una familia en medio de los problemas de una Guerra Mundial.

El tema de su matrimonio fallido era un asunto que lo angustiaba profundamente. Según la doctrina cristiana, no se podría volver a casar otra vez. Pero, asesorado por gente de la Iglesia, le indicaron que podría buscar, en su caso particular, la nulidad de su matrimonio, ya que había sido una situación ajena a sus propias responsabilidades. Después de mucho esperar, obtuvo la nulidad, y al poco tiempo se casó con una joven católica, Laura Herbert, con quien tuvo siete hijos. Siguió escribiendo, y también, siguió luchando.

Evelyn Waugh murió de un ataque al corazón un Domingo de Resurrección de 1966. Que bonita paradoja para alguien que, a pesar de tener un carácter difícil e innumerables problemas personales, haya sabido defender con la luz de la sinceridad, la entereza y la madurez que hacen falta para ser un verdadero cristiano, a pesar de las fallas y los errores personales.